A la hora de disfrutar plenamente de un vino y que éste pueda ofrecernos todas sus cualidades debemos cumplir unos requisitos entre los que se encuentra servir el vino a la temperatura adecuada:
Los vinos blancos y rosados han de servirse entre 5 y 7 grados.
Los espumosos, el cava y el champagne entre 4 y 8 grados.
Los vinos tintos jóvenes entre 13 y 15 grados y los tintos con crianza entre 15 y 19 grados.
No podemos saber cómo se ha almacenado y tratado el vino antes de llegar a nuestra casa pero una vez en nuestro poder podemos hacer todo lo posible para que se mantenga en condiciones óptimas:
- En primer lugar tenemos que proteger el vino de la luz directa. Lo ideal será una sala o bodega oscura pero con ventilación.
- Mantenerlo a una temperatura constante. Sin cambios bruscos y preferiblemente fresca.
- Alejado de olores y humos ya que estos penetrarán por el corcho y estropearán el vino.
- Debe estar en una sala húmeda. Lo ideal es que esté en una atmósfera con un 70 por ciento de humedad.
- Guardarlo en posición horizontal para que mantenga el contacto con el corcho. Es a través de él como el vino respira.
- No moverlo hasta el momento de su consumo. Ha de permanecer tranquilo.
- Consumirlo antes de un año desde su compra. Algunos vinos tintos con crianza podrían madurar durante más tiempo pero ante la duda es mejor no arriesgarse a que pierda propiedades.